Cuanto se añora a la familia cuando uno vive lejos del país que lo vio nacer a uno. Gracias a Dios, cuento mis bendiciones, que son muchas, y puedo regresar cada año a verme con mis hermanas y con mis sobrinos.
Acabo de estar con ellos hace una semana y el dolor de cada partida es igual o peor cada vez. Siempre espero que el tiempo que comparto con ellos se prolongue lo más que se puede, pero hay que regresar a la cotidianidad y aunque es difícil, me queda la alegría y esperanza de pronto volverlos a ver.
Posiblemente hayan roces y peleas entre algunos miembros de la familia, pero eso es normal. Tenemos ideas distintas, y aunque nos criaron las mismas personas, las experiencias que tiene cada uno, hace que uno sea único y tenga sentimientos, o deseos, o pensamientos o reglas que son diferentes a las de los otros miembros de la familia. Lo que hay que hacer es siempre respetar al otro en su individualidad y quererlo con el corazón honesto y abierto.
Este post esta dedicado a mis hermanas, que sin ellas, y sin sus diarios mensajes, estuviera desconectada completamente de la vida de la familia extendida.
Gracias hermanas por estar siempre conmigo en mi corazón, y tan cerca de mí, atrás de la pantalla de mi celular.
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